Existimos para llevar gente a los pies de Cristo (Evangelización), incorporándolos como miembros de la Iglesia (Compañerismo), llevándolos hacia la madurez pareciéndose a Cristo (Discipulado), y equipándolos para un ministerio significativo en la Iglesia y una vida con misión en el mundo (Ministerio), a fin de que glorifiquen a Dios (Adoración).