En qué Creemos
La Palabra de Dios
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron escritos por hombres inspirados por el Espíritu Santo y son el registro escrito de la revelación de Dios a los hombres.
Un solo Dios viviente
Un Dios eterno (Deuteronomio 32:40; 33:27; Salmo 9:7; 135:13; 145:13) único y verdadero, quien se ha manifestado a si mismo, por medio de revelación propia, como el » YO SOY » el que siempre es, el que siempre ha sido, y el que siempre será Quien es (» YO SOY El QUE SOY») El es de existencia propia, el Primero y el Ultimo, el Altísimo (Deuteronomio 32:8)
Dios Padre
Quien no es visible (Colosenses 1:15), y es el Creador y Señor del cielo y de la tierra (Mateo 11:25; Lucas 10:21), El tiene vida en sí mismo (Juan 5:26), Él es perfecto (Mateo 5:48), justo (Juan 17:25), viviente (Juan 5: 57), y glorioso (Efesios 1:17) Padre de Misericordia (Lucas 6:36) y Dios de toda consolación (II Colosenses 1:3), de Él desciende toda buena dádiva y todo don perfecto y en Él no hay mudanza, ni sombra de variación (Santiago 1:17)
Nuestro Señor Jesucristo
El Unigénito Hijo de Dios (Juan 1:14, 3:16; I Juan 4:9) y El Salvador del mundo (I Juan 4:14). Él es la imagen del Dios invisible, El Primogénito de toda creación (Colosenses 1:15; II Corintios 4:4) En Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad, y Él es la cabeza de todo principado y potestad (Colosenses 2:9, 10)
El Espíritu Santo
El Espíritu Santo procede de Dios (Juan 15:26; I Corintios 2:12). Él es eterno (Hebreos 9:14), glorioso (I Pedro 4:14), bueno (Nehemías 9:20; Salmos 143:10) y noble (Salmo 51:12) Él es Espíritu de verdad (Juan 14:17; 15:26; 16:13; I Juan 5:6), gracia (Hebreos 10:29), santidad (Romanos 1:4), sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento (Isaías 11:2), profecía (Apocalipsis 19:10) y de vida (Efesios 4:30), » El Espíritu del Dios vivo» (II Corintios 3:3), El Espíritu de Su Hijo» (Gálatas 4:6), El Espíritu De Cristo» (Filipenses 1:19), y El Espíritu del Señor» (Isaías 61:1; Lucas 4:18; Hechos 5:9; 8:39; II Corintios 3:17, 18).
Creemos que Dios creo una innumerable cantidad de seres espirituales libres del pecado, conocidos como ángeles; » Lucifer», (Lucero de la mañana) uno de los de mas alto rango, pecó de orgullo convirtiéndose en Satanás; y que una parte de los seres angelicales le acompañaron en su caída moral y se han convertido en demonios sus agentes activos. Satanás es el originador del pecado y que bajo el permiso de Dios, el en forma sutil hizo caer en el pecado a nuestros primeros padres, llevándose a cabo su decadencia moral y diabólica. El es el enemigo de Dios, de la iglesia y de la humanidad. Satanás fue vencido por Jesucristo en el Calvario y que Cristo delegó su autoridad sobre Satanás a Su cuerpo la iglesia.
Creemos también que una gran cantidad de ángeles conservaron su estado puro y están ante el trono de Dios, desde donde son enviados a ministrar a aquellos que son los herederos de la salvación (Isaías 14:12; Ezequiel 28:11-19; II Pedro 2:4; Judas 1:6; Génesis 3:1-19; Romanos 5:12-14; II Corintios 4:3,4; 11:13-15; Efesios 6:10-12; II Tesalonicenses 2:4; I Timoteo 4:1-3; Colosenses 2:15 Apocalipsis 20:1 – 3, 10; Lucas 15:10; Efesios 1:21; Hebreos 1:14).
Dios Creador
Creemos que Dios creó la tierra soberanamente de la nada y que la creó para que el hombre la habitase (Génesis 1:1; 2:4). Creemos que el hombre fue creado por Dios a Su imagen conforme a Su semejanza por medio de un acto directo e inmediato de El mismo (Génesis 1:26,27).
El plan de Dios
Creemos que Dios hizo al hombre para tener comunión y armonía con Él y vivir eternamente una relación libre de amor y de bendición. Dios lo puso en el mundo para fructificar y multiplicarse; llenar la tierra y sojuzgarla y señorear en ella; para labrarla y guardarla (Génesis 1:26,28; 2:15). El hombre fue creado con libre albedrío, es decir, la habilidad de decidir y escoger por si mismo. Al establecer una relación de amor y obediencia, el hombre glorificará a Dios y gozará de Él para siempre.
El pecado
Creemos que el hombre, por voluntad propia, rehusó y rechazó la autoridad de Dios sobre su vida y por lo tanto, perdió todas las bendiciones que Dios tenía preparadas para el . El hombre decidió desobedecer a Dios y no andar en Su camino ni en Su plan maravilloso.
Jesucristo el mediador
Creemos que solamente el arrepentimiento genuino de nuestros pecados y la fe en Nuestro Señor Jesucristo hace efectivas la salvación para el hombre. Una persona es justificada, reconciliada con Dios y hecha participe de la muerte de Jesucristo a través de una fe sincera en la sangre derramada de Jesucristo. Creemos que a causa de la muerte espiritual que vino a la humanidad a través del pecado nadie puede entrar al Reino de Dios a menos que sea nacido de nuevo por El Espíritu de Dios. Creemos que nuestra redención y el perdón de nuestros pecados ha sido llevado a cabo únicamente por la sangre derramada de Nuestro Señor Jesucristo quien murió como nuestro sustituto y que no hay salvación en ningún otro nombre.
La vida del creyente es un continuo caminar conforme los preceptos de Dios para poder vivir una vida abundante y victoriosa Solamente Cristo en nosotros es la esperanza de gloria. Es necesario una dependencia completa en Cristo Jesús permaneciendo en Él y permitiéndole a Él vivir Su vida en y a través de nosotros. Separados de Él nada podemos hacer.
Solo Dios mismo, es poderoso para guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de Su gloria con gran alegría a través de la morada y Señorío perpetuos de Cristo en el corazón y la obra constante del Espíritu Santo en el creyente. Es necesario andar en el Espíritu y pensar en las cosas del Espíritu sabiendo que el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Es a través del Espíritu Santo que somos transformados y renovados en nuestra mente .
Creemos que cada creyente necesita establecer y construir su vida sobre el fundamento que es Cristo y Su Palabra. Bajo el Señorío de Jesucristo el creyente debe tener experiencia y conocimiento real, no nada mas de lo que es el nuevo nacimiento, el arrepentimiento, obras muertas y de la fe en Dios, sino también de la doctrina del bautismo, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y de el juicio eterno (Colosenses 1:27; Juan 15:4,5; Judas 24; Romanos 8:5,6; I Corintios 3:11-13; I Pedro 2:3; I Tesalonicenses 5:17).